Año 7 / Número 27 / Octubre 2019
Happiness Is A Warm Gun
Dos películas orientales multipremiadas cuentan historias familiares en sociedades desarrolladas, donde la crisis económica lleva a los personajes a la simulación en la lucha por la vida. Parásito, de Bong Joon-Ho, y Asuntos de familia, de Hirokazu Koreeda, discuten la falacia del mérito y de la felicidad permanente como un camino libre de complicaciones.
1. Brotes verdes
Asuntos de familia, del director japonés Hirokazu Koreeda, que recibió la Palma de Oro en el Festival de Cine de Venecia en 2018, y Parásito, del director surkoreano Bong Joon-Ho, galardonada con la Palma de Oro en el Festival de Cannes en 2019, proponen un retrato sobre los vínculos familiares con tratamientos bien distintos. El rasgo que comparten es la crítica al concepto de familia y de propiedad privada en dos sociedades desarrolladas. En ambas ficciones, los desamparados, los excluidos de los brotes verdes del progreso, intentan sobrevivir con tácticas diversas en un contexto poco amigable para aquellos que saben que la falacia del mérito y la felicidad es algo que sólo pueden materializar y gozar las familias ricas. Desde el género dramático, en el caso de Hirokazu Koreeda, o desde la comedia negra, en el caso de Bong Joon-ho, estos films actualizan una discusión en torno a los modos de supervivencia que, como veremos, son diametralmente opuestos, pero que en su esencia comparten la idea de que todos los conflictos sociales reproducen las formas y los actos de la lucha de clases en sociedades donde la única opción, para quienes fueron excluidos del mercado laboral, es la simulación permanente.
En Asuntos de familia vemos la interacción cotidiana de los miembros de un clan familiar en el reducido espacio doméstico que comparten y se adapta a sus necesidades. Durante el día, el padre trabaja como obrero de la construcción, y en su tiempo libre enseña a su “hijo” la forma de robar productos en el supermercado sin ser advertido. La madre trabaja en una fábrica textil que está al borde de la quiebra; la tía es una dama de compañía que ejerce una suerte de prostitución soft, mientras que la abuela vive de una pensión que le da el Estado. Aunque funcionan como una familia, ninguno de los miembros comparte lazos de sangre. Sus vínculos fueron inventados ad hoc y eso no impide la convivencia armoniosa. Hasta que una tarde el padre y el niño deciden adoptar a una nena maltratada por sus padres biológicos. Yuri, la nueva integrante, se sumará al grupo familiar que le brinda protección.
En Parásito, los cuatro miembros de la familia funcionan como un mecanismo perfecto en su propia división del trabajo. Ocupan un departamento reducido en un barrio de los suburbios, donde abundan ladrones y borrachos que mean en la puerta de su casa y ellos ven desde la ventana a ras del suelo. Desde el baño roban wifi a los vecinos y así les llegan por whatsapp los órdenes de trabajo para ensamblar cajas de pizza. Un día reciben la visita inesperada de un joven de clase alta, amigo del hijo de la familia, a quien le ofrece un trabajo: dar clases de inglés a una adolescente de familia rica. El joven acepta y su hermana lo ayuda a falsificar el diploma de profesor que le permitirá obtener el cargo. Cuando llega a la entrevista, el contraste entre el lujo moderno de la casa donde viven los ricos y su origen social es enorme. Ahí descubre que una empleada doméstica y un chofer también asisten a la familia en sus necesidades cotidianas, como empleados solícitos.
2. La simulación en la lucha por la vida
En Parásito, mientras Ki Woo se consolida en su rol de profesor, recomienda a su hermana Ki Jeong como tutora del hijo menor de la familia. Para que el plan funcione, su hermana debe simular que no lo conoce, que no hay vínculo entre ellos. Ante la eficacia de esta estrategia, los hermanos deciden llevar a cabo un plan pensado hasta el menor detalle para que sus padres reemplacen a los otros empleados de la casa. Una vez más, la única manera de conservar el trabajo es que sus empleadores nunca descubran el vínculo que los une. Y en esa representación donde los integrantes de la familia pobre logran engañar a sus jefes y gozar de los beneficios y comodidades que tienen en esa casa tomada cuando sus dueños no están, veremos moverse a los protagonistas de Parásito durante la primera mitad del film.
Ambas películas muestran el procedimiento inverso que los personajes deben llevar a cabo para sostenerse en una sociedad donde las brechas sociales son extremas y el trabajo escasea. En el film de Hirokazu Koreeda la estrategia de los personajes es simular que son una familia para obtener ciertos beneficios del gobierno (casa, pensión, derechos) a los que no podrían acceder de manera aislada. Los lazos familiares no solo los fortalece económicamente, sino que también consolida el vínculo emocional, estableciendo lazos de cooperación y solidaridad. Mientras que en el film de Bong Joon-Ho, la única manera de que la familia mantenga su trabajo en la casa de los ricos y pueda prosperar económicamente es simular que no existe ningún vínculo entre ellos, como si la necesidad de trabajar los hubiera reunido azarosamente. En un caso los lazos familiares garantizan la supervivencia, del mismo modo que en el otro, el ocultamiento de ese vínculo garantiza los mismos beneficios. Ambas historias nos sugieren que una familia se constituye siempre y cuando un grupo de personas decida vivir con objetivos compartidos. De esta manera, los débiles logran su propósito para no desaparecer (mientras el peso de la ley no caiga sobre ellos), en sociedades donde el capitalismo se presenta en una etapa avanzada.
2. La simulación en la lucha por la vida
En Parásito, mientras Ki Woo se consolida en su rol de profesor, recomienda a su hermana Ki Jeong como tutora del hijo menor de la familia. Para que el plan funcione, su hermana debe simular que no lo conoce, que no hay vínculo entre ellos. Ante la eficacia de esta estrategia, los hermanos deciden llevar a cabo un plan pensado hasta el menor detalle para que sus padres reemplacen a los otros empleados de la casa. Una vez más, la única manera de conservar el trabajo es que sus empleadores nunca descubran el vínculo que los une. Y en esa representación donde los integrantes de la familia pobre logran engañar a sus jefes y gozar de los beneficios y comodidades que tienen en esa casa tomada cuando sus dueños no están, veremos moverse a los protagonistas de Parásito durante la primera mitad del film.
Ambas películas muestran el procedimiento inverso que los personajes deben llevar a cabo para sostenerse en una sociedad donde las brechas sociales son extremas y el trabajo escasea. En el film de Hirokazu Koreeda la estrategia de los personajes es simular que son una familia para obtener ciertos beneficios del gobierno (casa, pensión, derechos) a los que no podrían acceder de manera aislada. Los lazos familiares no solo los fortalece económicamente, sino que también consolida el vínculo emocional, estableciendo lazos de cooperación y solidaridad. Mientras que en el film de Bong Joon-Ho, la única manera de que la familia mantenga su trabajo en la casa de los ricos y pueda prosperar económicamente es simular que no existe ningún vínculo entre ellos, como si la necesidad de trabajar los hubiera reunido azarosamente. En un caso los lazos familiares garantizan la supervivencia, del mismo modo que en el otro, el ocultamiento de ese vínculo garantiza los mismos beneficios. Ambas historias nos sugieren que una familia se constituye siempre y cuando un grupo de personas decida vivir con objetivos compartidos. De esta manera, los débiles logran su propósito para no desaparecer (mientras el peso de la ley no caiga sobre ellos), en sociedades donde el capitalismo se presenta en una etapa avanzada.
En Asuntos de familia, algunos elementos de la trama reforzados por el diálogo de los personajes sugieren el interrogante en torno a qué ha pasado. Sospechamos que entre ellos existió un plan previo que los ha reunido antes de que los veamos interactuar en la pantalla. En el caso de Parásito la pregunta es bien distinta. Como espectadores asistimos a la realización de un plan perfectamente pensado por la familia de intrusos desde el inicio del film. Y una vez que los vemos llevar a cabo su objetivo, el interrogante es qué va a pasar. Todos los elementos de la trama nos hacen sospechar que esa simulación no está destinada a durar mucho tiempo sin que un imprevisto exponga la representación dentro de la representación. Por eso en Parásito, la tensión se proyecta hacia el futuro. Y como bien sabemos, la luz al final del túnel que nos prometen radiante y luminosa en el porvenir suele ser la de un tren que viene de frente, como dijo Žižek en el debate con Jordan Peterson.
Luego de una escena memorable de Parásito, en la que una lluvia intensa afecta solamente a los barrios pobres de la ciudad y la mierda de las cloacas inunda la casa de los protagonistas (sin que a ellos les hayan prometido que su barrio no se inundaba más), los personajes deben pasar la noche en un gimnasio que improvisó el gobierno. Allí, donde las familias afectadas por la inundación perdieron todo y duermen amontonadas, Ki Woo, el hijo adolescente que siempre tuvo un plan de acción, le pregunta a su padre cuál es la estrategia a seguir. Y el padre, interpretado por el genial Song Kang-ho, le dice:
Ki-Woo, ¿sabes qué plan nunca falla? Ningún plan. ¿Sabés por qué? Si hacés un plan la vida nunca funciona así. Mira a tu alrededor. ¿Crees que esta gente pensó alguna vez en pasar la noche en un gimnasio? Por eso la gente no debe hacer planes. Sin un plan, nada puede salir mal. Y si algo se sale del plan, no importa. Salvo que mates a alguien o traiciones a tu país.
A la mañana siguiente, cuando la tormenta ya ha pasado, y el padre comienza su día como chofer, escucha que su empleadora le comenta a una amiga, en el asiento trasero del auto, el beneficio de la lluvia del día anterior que ha limpiado las calles de suciedad. De la inundación ni se ha enterado porque su barrio no padece las mismas dificultades que las zonas pobres de la ciudad.
3. Los de arriba y los de abajo
3. Los de arriba y los de abajo
En Asuntos de familia, la precarización laboral a la que están expuestos los personajes se manifiesta cuando el padre se accidenta y no puede cobrar los días de licencia porque su contrato no lo cubre ante los accidentes de trabajo. Al mismo tiempo, su mujer tiene que quedarse en la casa porque debe cederle su turno laboral a una compañera, ya que ante la situación de crisis la empresa no puede pagarles a todos. “Entonces dos personas serán más pobres” sentencia el padre de la familia. La solución que ofrece el capital es que los trabajadores paguen los costos de la crisis, igual que sucede en el tercer mundo.
En ambos films hay una resignación de los protagonistas ante la posibilidad de cambiar el estado de cosas, de modificar el funcionamiento del sistema. Por eso el mayor acto revolucionario de los personajes es luchar contra eso camuflándose, adaptándose a las nuevas condiciones para obtener algún beneficio de ese sistema que promueve las desigualdades. La única revolución posible es aquella que puede darse dentro del sistema mismo.
En ambos films hay una resignación de los protagonistas ante la posibilidad de cambiar el estado de cosas, de modificar el funcionamiento del sistema. Por eso el mayor acto revolucionario de los personajes es luchar contra eso camuflándose, adaptándose a las nuevas condiciones para obtener algún beneficio de ese sistema que promueve las desigualdades. La única revolución posible es aquella que puede darse dentro del sistema mismo.
En Parásito, el nivel social de los personajes también tiene su analogía en los espacios que ocupan en escena. Mientras la casa de la familia rica está sobre el nivel del suelo y desde la ventana del living ven el jardín perfecto de la casa, la familia de empleados ocupa un departamento debajo del nivel de la calle. Pero otra familia ocupa un espacio inferior en el sótano de los ricos. Ese descubrimiento provoca otra vuelta de tuerca en la trama que obliga a los simuladores a reacomodar las piezas de su plan. Y así como el género dramático de la película de Bong Joon-Ho vira hacia el policial, lo mismo ocurre con el film de Koreeda.
Como un perfecto esquema de cajas chinas, que se montan unas sobre otras, en ambas historias se van revelando las diferentes capas del relato que complejizan la acción. Y en un movimiento de jugadas que obliga a los personajes a reconfigurar tácticas y estrategias, la resolución comienza a definirse, siempre de manera imprevista, para todas las víctimas de las sociedades desarrolladas. Después de todo, una familia no se elige, aunque se pueden elegir los modos de resistir unidos al sistema. Y la institución familiar, sea biológica o adoptiva, es el primer grupo de contención y fuerza al que se recurre para defenderse de las injusticias del mundo. Así, estos films plantean el interrogante acerca de las posibilidades de supervivencia ante un panorama cada vez más excluyente: ¿se puede luchar contra las condiciones de desigualdad en sociedades donde la noción del mérito y la felicidad atraviesan los discursos dominantes? Sí, se puede. Pero nadie se hará cargo de los daños ocasionados en el intento.
Como un perfecto esquema de cajas chinas, que se montan unas sobre otras, en ambas historias se van revelando las diferentes capas del relato que complejizan la acción. Y en un movimiento de jugadas que obliga a los personajes a reconfigurar tácticas y estrategias, la resolución comienza a definirse, siempre de manera imprevista, para todas las víctimas de las sociedades desarrolladas. Después de todo, una familia no se elige, aunque se pueden elegir los modos de resistir unidos al sistema. Y la institución familiar, sea biológica o adoptiva, es el primer grupo de contención y fuerza al que se recurre para defenderse de las injusticias del mundo. Así, estos films plantean el interrogante acerca de las posibilidades de supervivencia ante un panorama cada vez más excluyente: ¿se puede luchar contra las condiciones de desigualdad en sociedades donde la noción del mérito y la felicidad atraviesan los discursos dominantes? Sí, se puede. Pero nadie se hará cargo de los daños ocasionados en el intento.
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