Revista Invisibles
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Año 7 / Número 26 / Junio 2019
cine

El capital instrucciones de uso


Noticias de la antigüedad ideológica, de Alexander Kluge, conserva un deliberado tono televisivo bien adaptado a la búsqueda ensayística de la película. El director alemán parece decirnos que a esta altura un film sobre El capital de Marx debe ajustarse a una estética que sea fiel a cierto espíritu de la ideología socialista. Una estética que pide a gritos ser austera, despojada, lejos de cualquier artificio que reproduzca una idea burguesa de belleza visual.  

Por Martín Caamaño
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La segunda parte de Noticias de la antigüedad ideológica de Alexander Kluge se inicia con una suerte de feat. cinematográfico. Kluge invita a su compatriota Tom Tykwer -el director de Corre, Lola, corre- para que tome el timón del film por unos minutos. El resultado es el corto El hombre en la cosa. La película de Tykwer abre con un plano del cielo que pronto desciende en un parsimonioso tilt down a la fachada de un edificio berlinés para finalmente detenerse (aunque nunca del todo) al ras de la calle en el momento exacto en que una mujer apurada (aunque vista en slow motion) pasa por la vereda. Es entonces cuando la imagen se pausea y en una serie vertiginosa de zooms in y zooms out radicales, dignos del street view de google maps, la cámara se va deteniendo en cada detalle que aparece en el plano -desde el vestido, la cartera o las botas de la mujer que pasa hasta los clavos del cartel vial que hay en la vereda, la cerradura de la puerta del edificio, el medidor de gas o el chicle pegado en el suelo- es  decir todas las mercancías que se esconden en él, mientras una voz en off nos explica el origen de cada una de ellas y la historia de su producción.

Se podría decir que el procedimiento utilizado por Tykwer más que escenificar El capital de Marx sería el idóneo para una versión cinematográfica de La vida instrucciones de uso, la novela de Georges Perec. Pero lo cierto es que luego de más de tres horas de metraje El hombre en la cosa es dentro de Noticias de la antigüedad ideológica una especie de remanso visual, de recreo estético. Es también todo lo que Kluge no quiso hacer. Por un lado arriesgar cualquier tipo de ficcionalización o pretensión narrativa del texto emblema de Marx y por otro “embellecer” su propio film, estetizarlo, darle cierta entidad de “cine”, algo de lo que Kluge por su parte ya venía renegando hacía tiempo, basta pensar en el Serpentine Gallery Program -la serie de programas televisivos que recopiló en 2006 para la célebre galería londinense- o su film de 2007 La fuerza poética de la teoría. Es como si Kluge estuviese ensayando la forma, preparando el terreno para desplegar esa particular versión de El capital de Marx que sería Noticias de la antigüedad ideológica. El recorrido completo de dicha búsqueda pudo seguirse  en la minuciosa retrospectiva sobre el director alemán que tuvo lugar durante el mes de mayo en la sala Lugones. Quien haya visto films como Ferdinardo, el duro, La patriota o El poder de los sentimientos conoce la potencia de Kluge para, muchas veces entre una maraña de materiales disímiles, crear escenas visualmente bellas desde la puesta, la iluminación, las locaciones o el vestuario. Pero esto casi brilla por su ausencia en Noticias de la antigüedad ideológica, que -con excepción de El hombre en la cosa- conserva un deliberado tono televisivo bien adaptado a la búsqueda ensayística de la película. Kluge parece decirnos que a esta altura una película sobre El capital debe ajustarse a una estética que sea fiel a cierto espíritu de la ideología socialista. Una estética que pide a gritos ser austera, despojada, lejos de cualquier artificio que reproduzca una idea burguesa de belleza visual. 
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Actores del Berliner Ensemble leen fragmentos de "El Capital" de Marx
Noticias de la antigüedad ideológica es una película-problema. Ya desde su título plantea una contradicción que a su vez encierra todo su programa: el concepto de “antigüedad” (es decir el pasado) unido al de “noticia” (es decir la más estricta inmediatez). Lo que hace Kluge es traer a Marx -y a El capital- al presente. Lo exhuma, le practica una nueva autopsia y consigue así transformar lo antiguo en novedoso. Pero la primera noticia de la antigüedad que muestra el film no se ciñe sólo a Marx y a su libro sino también al cine mismo: más precisamente a Sergei Eisenstein y su proyecto trunco de filmar El capital al calor del crack del 29, la más terrible crisis que haya sufrido el sistema capitalista. Para su adaptación Eisenstein pensaba ampararse en la forma de otro libro, nada menos que el Ulises de Joyce. Al igual que la novela, el film abarcaría todo un día en la vida de un hombre, en este caso un obrero. Eisenstein finalmente decidió centrarse sólo en el capítulo final, el célebre monólogo de Molly Bloom. Esta versión, imaginada por Eisenstein en un viaje en tranvía de diez minutos, expondría el fluir de la conciencia de la esposa del obrero esperando el retorno al hogar de su marido luego de la jornada laboral. El capital que no fue de Eisenstein es el gran motor de Noticias de la antigüedad ideológica de Kluge.

Pero, a pesar de las apariencias, Kluge no intenta continuar el proyecto del maestro soviético sino ponerlo en cuestión. Lo que a Kluge le obsesiona no es filmar aquella película sino imaginar cómo hubiese sido, preguntarse si es posible dotar de imágenes conceptos tan abstractos tales como fetichismo, fuerza de trabajo, alienación o plusvalía. El espectro de este interrogante recorre todo el film. Y para responderlo en vez de limitarse a El capital, Kluge recurre a toda una constelación que lo rodea, desde intérpretes como Karl Korsch o mártires como Rosa Luxemburgo, pasando por la Revolución Bolchevique y sus utopías más delirantes (poblar la luna con los muertos resucitados por la revolución, realizar transfusiones sanguíneas para crear un único ADN revolucionario), hasta el uso de otros textos de Marx, el black friday del 29 o el mismo cine de Eisenstein. La intención de Kluge no es pedagógica. Simplemente junta materiales heterogéneos, elementos dispares, y exhibe su fricción. Una metodología sin dudas heredada de Walter Benjamin, otro marxista incómodo. Así como el arsenal teórico de Benjamin podía componerse, además del marxismo, tanto del misticismo judío de Sholem como del distanciamiento brechtiano o del montaje surrealista para obtener los chispazos que provoquen esas iluminaciones profanas, Kluge para poder echar alguna luz sobre El capital recurre a material de archivo de películas, de noticias, de fragmentos de óperas; a fotomontajes desquiciados; a toscos efectos de edición; a sketchs a cargo de miembros del Berliner Ensamble (la compañía teatral fundada por Brecht); a juguetones carteles en movimiento y a largas conversaciones con figuras del pensamiento contemporáneo alemán como Boris Groys, H.M. Enzensberger o Peter Sloterdijk.  Ya desde su título, Noticias de la antigüedad ideológica deja claro su propósito de pasar el cepillo a contrapelo, de hacer saltar el continuum de la historia, tal como pedía Benjamin. 
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El director Alexander Kluge
Y luego de casi nueve horas y media uno se pregunta cuál será el final de esta película interminable, en la cual podría caber todo, que, cual agujero negro, todo lo engulle. Las últimas palabras de este film plagado de palabras son: “Andrew Lloyd Webber es bueno en eso. Él sabe cómo hacerlo”. Webber es un compositor inglés responsable de varios musicales exitosos, entre ellos Evita. Es decir, un paradigma de la cultura del espectáculo en el corazón del capitalismo. Quien lo evoca al final es Atze Mückert, un bufonesco e improbable musicalizador de las películas de Eisenstein interpretado por el actor Helge Schneider.  El inefable Schneider ya había aparecido en otros tramos de la película, por ejemplo poniéndose en la piel de Willi-Charutos, “constructor de túneles en la Batalla de Verdún”, y diciendo cosas tales como “lo contraproductivo también produce” o “el que no cava mal acaba”. El espectador argentino no tardará en reconocer en Schneider a una versión germana de Capusotto. Sus irrupciones son el toque de humor entre tanto devaneo sesudo. Pero que sea él el encargado de cerrar la película no parece una decisión menor o azarosa. Noticias de la antigüedad ideológica termina con el número farsesco de Mückert ensayando un posible soundtrack de El capital lleno de los clichés propios de la musicalización del cine mudo. Por eso el final de Noticias de la antigüedad ideológica nos reenvía directamente no a El capital sino a otro texto clave de Marx, a El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte y más precisamente a su célebre comienzo en el cual, corrigiendo a Hegel, Marx sostiene que la historia se repite dos veces, primero como tragedia y luego como farsa.  
 

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