Año 7 / Número 25 / Otoño 2019
Los ángeles de Melero
Dos músicos provenientes de las filas de la banda de Daniel Melero –uno, actual guitarrista; otro, antiguo bajista– han lanzado sendos trabajos donde la búsqueda cancionera en uno y el carácter experimental en el otro confirman que la estela del ex Encargados es tan variopinta como enriquecedora.
Auto – Socio (El Libertador, 2018)
¿Hay muchas canciones? ¿Hay canciones? ¿Hay? Ay, pobres las canciones, si pensamos en las 50 millones de ellas que se han evaporado del éter digital luego de que MySpace confirmara en estos últimos días que perdió más de una década de música por un problema en su sistema de servidores. El actual debate sobre las canciones atañe también al rol de las plataformas de streaming a la hora de atenuar la duración que le dedican los artistas a sus composiciones: “Los artistas acortan sus canciones porque cobran por reproducción y porque quieren evitar que los oyentes se distraigan antes de que acaben las piezas”, leemos en la bajada de una nota al respecto del periódico catalán La Vanguardia.
A todo esto, un convencido de su poder y su urgencia es el guitarrista y compositor Guillermo A. Rodríguez, quien a fines de 2018 firmó Socio, su tercer disco bajo el alias de Auto. Con la producción de Yuliano Acri –quien acredita la ejecución de varios instrumentos y que en estos días lanza álbum nuevo, Ya–, el guitarrista de la banda de Daniel Melero aborda y profundiza en esta nueva entrega su afecto por las melodías luminosas y elegantes. En vez de enredarse en los requisitos que nublan la industria de la música –uno de los temas ronda los 13 minutos, Concierto para plomo y manager; aunque en verdad es un mix de varias piezas del disco–, en Socio Rodríguez enfatiza el candor de los estribillos y el peso de lo alucinado a través de una instrumentación precisa y sofisticada –con muchos samples de por medio–.
“Considero que el disco es muy pretencioso a nivel artístico, no así a nivel comercial. Con el paso del tiempo aprendí a reírme de las expectativas y me alegra mucho poder seguir haciendo lo que más amo hacer: CANCIONES”, así resume el objetivo de su nueva apuesta, en mayúsculas, Rodríguez. Para darle más espesor a la misma, contó con la realización visual de Ezequiel F. Muñoz, quien tuvo doble trabajo: primero, encargándose de las imágenes internas del disco y luego armando un video para cada unas de las diez canciones que componen el Full Album en YouTube. Como canta en la garciesca Lo que menos: “Lo que menos podría cambiar al mundo / es una canción”. Sin embargo, como quien tira la piedra y no esconde la mano, allá va Auto con sus canciones a cuesta. Cueste lo que cueste.
A todo esto, un convencido de su poder y su urgencia es el guitarrista y compositor Guillermo A. Rodríguez, quien a fines de 2018 firmó Socio, su tercer disco bajo el alias de Auto. Con la producción de Yuliano Acri –quien acredita la ejecución de varios instrumentos y que en estos días lanza álbum nuevo, Ya–, el guitarrista de la banda de Daniel Melero aborda y profundiza en esta nueva entrega su afecto por las melodías luminosas y elegantes. En vez de enredarse en los requisitos que nublan la industria de la música –uno de los temas ronda los 13 minutos, Concierto para plomo y manager; aunque en verdad es un mix de varias piezas del disco–, en Socio Rodríguez enfatiza el candor de los estribillos y el peso de lo alucinado a través de una instrumentación precisa y sofisticada –con muchos samples de por medio–.
“Considero que el disco es muy pretencioso a nivel artístico, no así a nivel comercial. Con el paso del tiempo aprendí a reírme de las expectativas y me alegra mucho poder seguir haciendo lo que más amo hacer: CANCIONES”, así resume el objetivo de su nueva apuesta, en mayúsculas, Rodríguez. Para darle más espesor a la misma, contó con la realización visual de Ezequiel F. Muñoz, quien tuvo doble trabajo: primero, encargándose de las imágenes internas del disco y luego armando un video para cada unas de las diez canciones que componen el Full Album en YouTube. Como canta en la garciesca Lo que menos: “Lo que menos podría cambiar al mundo / es una canción”. Sin embargo, como quien tira la piedra y no esconde la mano, allá va Auto con sus canciones a cuesta. Cueste lo que cueste.
Oblas - Oblas (Metamusica, 2018)
La libertad y la música no siempre se llevaron bien. O mejor dicho, no siempre su tutelaje consumó maridajes prósperos. Porque una cosa son las aventuras, por ejemplo, que se propusieron Ornette Coleman o Miles Davis cuando llevaron al jazz a galaxias más abstractas o matemáticas, y otra cosa son los desbordes y ombliguismos que deparó el jazz rock y su ensalada de fusiones. En fin, los intereses de la libertad no siempre garantizaron un futuro venturoso.
En plan de reivindicar la autonomía más refulgente, el dueto Oblas –conformado por la artista chilena Olavia Paz Campos y el productor argentino Félix Cristiani, ex bajista de la banda de Daniel Melero y Spleen– ha lanzado su segundo trabajo homónimo bajo el amparo de una etiqueta bienvenida: “un disco transgénero”. Según Olavia: “La integración de diferentes formas de animar los sonidos nos ha derivado a esos primeros días de invención e ilusión, de regreso a la cuna de la imaginación y lo inmaterial. Así como los japoneses utilizaban rollos de papel para contar una historia continua, nosotros, con intención profundamente romántica, intentamos reflejar ideas subyacentes tras las cosas visibles: palpar sueños, ideas y sensaciones”.
A lo largo de casi 70 minutos y en una travesía surcada por improvisaciones, electrónica rugosa, tomas de sonidos ambiente y spoken word, Oblas no sólo son 18 tracks de experimentación apasionada, sino también la experiencia de subirse a una montaña rusa de sensaciones. Entre lo onírico, la remembranza y el conocimiento, el álbum va traccionando un relato tan sólido como sutil. En este punto, Olavia afirma: “Oblas es un relato fantástico que cruza los límites entre lo real y lo irreal para descubrir universos ocultos. Una perspectiva al mundo interior, fragmentado en espacios sombreados de asociaciones y poesía, como acceso a un nuevo cuadro musical”.
En plan de reivindicar la autonomía más refulgente, el dueto Oblas –conformado por la artista chilena Olavia Paz Campos y el productor argentino Félix Cristiani, ex bajista de la banda de Daniel Melero y Spleen– ha lanzado su segundo trabajo homónimo bajo el amparo de una etiqueta bienvenida: “un disco transgénero”. Según Olavia: “La integración de diferentes formas de animar los sonidos nos ha derivado a esos primeros días de invención e ilusión, de regreso a la cuna de la imaginación y lo inmaterial. Así como los japoneses utilizaban rollos de papel para contar una historia continua, nosotros, con intención profundamente romántica, intentamos reflejar ideas subyacentes tras las cosas visibles: palpar sueños, ideas y sensaciones”.
A lo largo de casi 70 minutos y en una travesía surcada por improvisaciones, electrónica rugosa, tomas de sonidos ambiente y spoken word, Oblas no sólo son 18 tracks de experimentación apasionada, sino también la experiencia de subirse a una montaña rusa de sensaciones. Entre lo onírico, la remembranza y el conocimiento, el álbum va traccionando un relato tan sólido como sutil. En este punto, Olavia afirma: “Oblas es un relato fantástico que cruza los límites entre lo real y lo irreal para descubrir universos ocultos. Una perspectiva al mundo interior, fragmentado en espacios sombreados de asociaciones y poesía, como acceso a un nuevo cuadro musical”.
Este magma de ruidos, intemperies, ensueños, preguntas, orquestaciones intempestivas, puertas que se abren y memorias solapadas que es Obleas, tiene en algunos de sus títulos el sincretismo que parecería moldearlo: Refracción, Diseños de interior o Fondo, por un lado; y del otro: La estrella que orbitan, Las leyes de la aurora o la mención a dos estaciones de subterráneo en Hospitales y Tribunales. Esa querencia entre dos universos, el de la naturaleza y el íntimo, canalizaría en el recorrido de Obleas el calibre de su exploración.
Con algo de misticismo de Alice Coltrane y la voluntad emancipatoria de la dupla Yoko Ono y John Lennon, Oblas amplía la gama de ofertas de esta índole en las trincheras argentinas de la música experimental, en las que el trabajo de hormiga de Jorge Haro y Leandro Frías al frente del ciclo Escuchar (sonidos visuales) y la pulsión innovadora de Ulises Conti (puntal del sello Metamusica), por sólo nombrar a un par de los gestores, sigue dando sus frutos.